Mi
loquero dice, (a pesar de lo poco que me
gustan los tipos que hurgan en la cabeza de uno, es un tipo estupendo) que
no estoy loca, aunque si, ligeramente averiada, (Nada importante ni tampoco irremediable según él) (Lo que me hace pensar que debería ponerle
una vela al santo de los loqueros, eso, si descubro alguna vez quien es).
Según
el médico de los “Ligeramente trastornados” y “Para nada, irrecuperables”, tan
solo tengo un “Ligero” déficit de asertividad y un “enorme” exceso de empatía.
También
afirma, que mi teoría, según la cual necesito un contenedor mucho más grande
donde quepan todas mis fobias, miedos, inseguridades, indecisiones y locuras a
montones, es completamente errónea. Segun el señor experto, el
contenedor ha de ser lo más pequeño posible, para que en el caso de llenarse,
no me hunda con su peso…hemos discutido al respecto por supuesto, pero no me ha
quedado más remedio que darle la razón en muchas, muchas cosas.
Después
de probar con la osteopatía, la fisioterapia, el Pilates, las drogas legales etc.
Ahora ando con la acupuntura y la visita al sicólogo, no es que sea milagroso,
pero después de unos cuantos meses fuera de servicio he vuelto al trabajo en muchísimo
mejor estado que cuando tuve que irme, (bajo
prescripción médica).
Hace
casi un año que no hago fotografías (los compromisos
familiares no cuentan) y como hacer fotografías y darle al disparador es una de las cosas que
más feliz me hacen, he decidido intentarlo otra vez, eso sí, con mucha calma.
Mi
queridísimo loquero me recomendó un libro para que pensara sobre mi problema, y
aquí dejo un fragmento que me hizo pensar mucho y en el cual me reconozco.
“Quería decirte
las palabras más hondas que te tengo que decir, pero no me atrevo, no vayas tu
a reírte. Por eso me rio de mi mismo y desahogo en bromas mi secreto. Sí, me
estoy burlando de mi dolor, para que no te burles tú.
Quería decirte
las palabras más verdaderas que tengo que decirte, pero no me atrevo, no vayas
a no creerme. Por eso las disfrazo de mentira y te digo lo contrario de lo que
te quisiera decir. Si, hago absurdo mi dolor, no vayas a hacerlo tú.
Quisiera decirte
las palabras más ricas que guardo para ti, pero no me atrevo, porque no vas a
pagarme con las mejores tuyas. Por eso te nombro duramente y hago alarde
despiadado de osadía. Si, te maltrato, de miedo a que no comprendas mi dolor (…)”
Rabinranath
Tagore
¿Quién
no ha tenido alguna vez sentimientos parecidos y ha deseado poder actuar de
otra forma?
*Se
me olvidaba, las patatas están floreciendo y los campos están preciosos.